„De acuerdo con la mejor tradición novelística inglesa, cuestiones de detalle y el factor humano han acabado por sacar a la luz la trama criminal que anidaba en el seno de News International, el brazo británico de News Corp., la empresa del hasta ahora respetado y temido Rupert Murdoch, pese a las poco respetables formas periodísticas de una gran parte de sus medios.
El factor humano - la revelación de que el móvil de una niña secuestrada y posteriormente asesinada fue objeto de espionaje continuado por encargo de News of the World - y la fe en el efecto saludable del buen periodismo, demostrada contra viento y marea por la redacción de The Guardian, han puesto en mangas de camisa al todopoderoso Rupert Murdoch. A la vez, han dejado en evidencia a relevantes miembros de la clase política inglesa que había firmado con el dueño del imperio News Corp. un pacto tan condescendiente como el suscrito entre Chamberlain y Hitler en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial.
Difícilmente hay un día sin víctimas en el implacable proceder de los diarios amarillos de todo el mundo y, en consecuencia, las cabeceras de Murdoch adscritas al género llevaban décadas practicando el mal periodismo y el mal gusto, si bien no se había tenido noticia hasta tiempos recientes de los métodos delictivos con que alimentaban su fuerza vendedora. Entre el beneplácito de millones de lectores y la indiferencia del resto de la población, a lo que habría que sumar el temor que el gran editor infundía a la clase política, las fechorías de sus cabeceras populares no habían sido hasta ahora motivo de escándalo.”